martes, 5 de febrero de 2008

Inteligencia Emocional

Inteligencia emocional

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La inteligencia emocional

Es la habilidad para percibir emociones, para acceder y generar emociones que facilitan el pensamiento, para comprender emociones y el conocimiento emocional, y para regular emociones que promuevan tanto el crecimiento emocional como el intelectual.

Se pueden diferenciar cuatro habilidades dentro de la IE:
Percepción, valoración y expresión de la emoción:

Es el nivel más bajo, concierne a la certeza con la que los individuos pueden identificar las emociones y el contenido emocional. Los niños entre 3 y 5 años aprenden a identificar los estados emocionales propios y los de los demás, y a diferenciar entre esos estados. Son capaces de distinguir y responder a diferentes expresiones emocionales faciales, especialmente a las de los padres. Al crecer con imaginación, los niños atribuyen sentimientos a objetos animados e inanimados. Este pensamiento imaginativo puede ayudar al niño a generalizar sentimientos desde él mismo hacia otras personas.

Facilitamiento emocional del pensamiento:

Hace referencia a la acción de la emoción sobre la inteligencia. La emoción sirve como un sistema de alerta desde el nacimiento. Las personas anticipan, muchas veces, sus sentimientos antes de realizar la acción. Un proceso en el cual las emociones pueden ser manipuladas, generadas, sentidas y examinadas para ser mejor entendidas antes de tomar una decisión.

Comprender y analizar las emociones:

Poco después de que el niño reconozca las emociones, comienza a etiquetarlas y a percibir las relaciones entre éstas. El conocimiento emocional comienza en la infancia y crece a lo largo de toda la vida, con una comprensión aumentada de estos significados. Al crecer, también se comienza a reconocer la existencia de la complejidad de las emociones e incluso a saber que en ciertas circunstancias pueden ser hasta contradictorias. Conforme avanza el desarrollo de una persona, ésta va progresando en el razonamiento sobre las secuencias de la emoción.
Razonar sobre la progresión de los sentimientos en las relaciones interpersonales es la clave para la IE.

Regulación reflexiva de las emociones para promover el crecimiento intelectual y emocional:

Las reacciones emocionales, cuando ocurren, deben ser toleradas, independientemente de como de agradables o desagradables sean.
El niño comienza a aprender que las emociones pueden ser separadas del comportamiento. Los padres enseñan estrategias rudimentarias del control de la emoción. En consecuencia, el niño aprende a conectar y desconectar de la emoción en los momentos apropiados. A medida que las personas maduran, surge también una consistente reflexión o metaexperiencia de los estados de humor y de la emoción. Tales pensamientos son reflexivos conscientes a respuestas emocionales y no simples percepciones de sentimientos.
La inteligencia emocional es un conjunto específico de aptitudes que se hallan implícitas dentro de las capacidades abarcadas por la inteligencia social. Las emociones aportan importantes implicaciones en las relaciones sociales, sin dejar de contribuir a otros aspectos de la vida. Cada individuo tiene la necesidad de establecer prioridades, de mirar positivamente hacia el futuro y reparar los sentimientos negativos antes de que nos hagan caer en la ansiedad y la depresión. En el ámbito de la psicología admite la consideración de inteligencia porque es cuantificable: constituye un aspecto mensurable de la capacidad individual para llevar a cabo razonamiento abstracto y adaptación al entorno; la inteligencia emocional se pone de manifiesto cuando operamos con información emocional.

La inteligencia emocional es, por tanto, un conjunto de talentos o capacidades organizadas en cuatro dominios:

capacidad para percibir las emociones de forma precisa (es decir, capacidad de percepción).

capacidad de aplicar las emociones para facilitar el pensamiento y el razonamiento.

capacidad para comprender las propias emociones y las de los demás (empatía).

capacidad para controlar las propias emociones.

Éstas habilidades como todas, pueden ser aprendidas con el tiempo y la práctica.

Las últimas investigaciones han aportado pruebas convincentes de la inseparabilidad esencial de la emoción y el razonamiento: sin sentimientos, las decisiones que tomamos pueden no ser las que más nos convienen, aunque hayan sido tomadas con aparente lógica. Cualquier noción que establezcamos separando el pensamiento y los sentimientos no es necesariamente más adaptativa y puede, en algunos casos, conducir a consecuencias desastrosas.

En 1983, Howard Gardner trabajaba en el proyecto Spectrum en la Universidad de Harvard. Gardner, psicólogo de la facultad de ciencias de la educación, proponía la Teoría de las inteligencias múltiples descartando que el ser humano sólo tuviera un tipo de inteligencia. En su libro Frames of Mind estableció ocho tipos de inteligencias: la lingüística-verbal, la lógica-matemática, la corporal-cinestética, la visual-espacial, la músical, la emocional (que se dividiría en la intrapersonal y la interpersonal), la naturalista y la existencial. Posteriormente, sus colegas investigadores llegaron a describir hasta 20.

El concepto de inteligencia emocional tiene un precursor en el concepto de Inteligencia Social, del psicólogo Edward Thorndike quien en 1920 la definió como "la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas".

La expresión "inteligencia emocional" la introdujeron por primera vez en el campo de la psicología en 1990 los investigadores Peter Salowey y John D. Mayer definiéndola como "la capacidad de percibir los sentimientos propios y los de los demás, distinguir entre ellos y servirse de esa información para guiar el pensamiento y la conducta de uno mismo".

Este concepto sería presentado mediáticamente por Daniel Goleman en 1995 con un libro de gran éxito. En su libro La inteligencia emocional en la empresa (1998) se refiere a la "inteligencia emocional" como "la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en nuestras relaciones". Considera cinco aptitudes emocionales, clasificadas a su vez en dos grandes grupos: Aptitud Personal (Auto-conocimiento, Auto-regulación y Motivación) y Aptitud Social (Empatía y Habilidades Sociales).

Evolución de la historia de la inteligencia humana
La historia de la inteligencia humana puede explicarse como el empeño del cerebro humano en buscar formas eficientes de comunicarse consigo mismo. Cuando el primer ser humano trazó la primera línea, precipitó una revolución en la conciencia humana; una revolución cuyo estadio evolutivo más reciente está constituido por el mapa mental.

Una vez que los seres humanos se dieron cuenta de que eran capaces de exteriorizar sus "imágenes mentales" internas, la evolución fue más rápida. Con las primeras representaciones hechas por los primitivos aborígenes australianos en las cavernas, los trazos iniciales se fueron convirtiendo paulatinamente en pinturas. A medida que las civilizaciones evolucionaban, las imágenes comenzaron a condensarse en símbolos y, más tarde, en alfabetos y guiones; así sucedió con los caracteres chinos o los jeroglíficos egipcios. Con el desarrollo del pensamiento occidental y la creciente influencia del imperio romano, se completó la transición de la imagen a la letra. Y posteriormente, a lo largo de dos mil años de evolución, el poder nada desdeñable de la letra adquirió primicia sobre la momentáneamente escarnecida imagen.

Así pues, los primeros seres humanos que hicieron marcas estaban señalando, literalmente, un salto gigantesco en la evolución de nuestra inteligencia, porque así exteriorizaban los primeros indicios de nuestro mundo mental. Al hacerlo, no sólo fijaban sus pensamientos en el tiempo y en el espacio, sino que además capacitaban el pensamiento para que pudiera abarcar esas mismas dimensiones. Entonces, la inteligencia humana ya pudo empezar a comunicarse consigo misma a través de las extensiones infinitas del tiempo y del espacio.

En su evolución, los símbolos, las imágenes y los códigos terminaron por configurar la escritura, y ese principalísimo avance fue la clave de la aparición y de la evolución de civilizaciones destacadas, tales como las de Mesopotamia y de China, cuyos habitantes disfrutaron de evidentes ventajas sobre aquellos otros pueblos que todavía estaban por llegar al estadio de la escritura, y por ese motivo no tuvieron acceso a la sabiduría y al conocimiento que nos legaron las grandes mentes del pasado.

Tal y como las aguas de un ancho río tienden a acelerarse cuando se ve forzado a discurrir por un cauce estrecho, la tendencia a reunir información ha ido acelerándose a lo largo de los siglos, hasta dar origen a la actual "explosión informativa". En épocas recientes, esta "explosión" ha sido causada, en parte, por el supuesto de que la escritura es el único vehículo adecuado para el aprendizaje, el análisis y la diseminación de la información.

Si efectivamente escribir es la mejor manera de adueñarse de tal información, de analizarla y de transmitirla, ¿por qué hay tantas personas que tienen problemas en los campos del aprendizaje, el pensamiento, la creatividad y la memoria? ¿por qué se quejan de una incapacidad básica, de pérdida de la confianza en sí mismas, de disminución del interés y de reducción de sus poderes de concentración, memoria y pensamiento? Entre las reacciones habituales ante tales problemas cabe incluir la auto denigración, la disminución del rendimiento, la apatía y la aceptación de reglas rígidas y dogmáticas, factores todos que obstaculizan aún más el funcionamiento natural del cerebro.

Los grandes cerebros usaron efectivamente una mayor proporción de su capacidad natural y de que (a diferencia de sus contemporáneos que usaban un pensamiento más lineal) estaban empezando a volverse intuitivamente de los principios del pensamiento irradiante y de la cartografía mental e inteligencia mental

La inteligencia Emocional

La inteligencia emocional, según Goleman "Es la capacidad para reconocer sentimientos en si mismo y en otros, siendo hábil para manejarlos al trabajar con otros".
Principios de la Inteligencia Emocional:

Recepción : Cualquier cosa que incorporemos por cualquiera de nuestros sentidos.

Retención : Corresponde a la memoria, que incluye la retentiva (o capacidad de almacenar información) y el recuerdo, la capacidad de acceder a esa información almacenada.

Análisis : Función que incluye el reconocimiento de pautas y el procesamiento de la información.

Emisión : Cualquier forma de comunicación o acto creativo, incluso del pensamiento.

Control : Función requerida a la totalidad de las funciones mentales y físicas.

Estos cinco principios se refuerzan entre si. Por ejemplo , es más fácil recibir datos si uno esta interesado y motivado, y si el proceso de recepción es compatible con las funciones cerebrales.

La inteligencia emocional en el trabajo

El autor de Inteligencia Emocional Daniel Goleman (1999), (citado por Fernando Sánchez 2000) determina que las condiciones intelectuales no son la única garantía de éxito en el ámbito profesional del trabajo, sino tan sólo un factor, que unido a las necesidades emocionales cubiertas del personal como equipo, desarrollará el desempeño y los resultados de todo líder y trabajador motivándolo emocionalmente a ser productivo.

Una vez que una persona entra en una Organización para que pueda dar lo mejor de si, hacer bien su trabajo, que no sólo de su talento sino que además lo haga con entusiasmo y compromiso, se necesita primero, que tenga sus útiles de trabajo y que sepa qué es lo que tiene que hacer. Segundo, que sepa como hacerlo. Tercero, que sienta que lo que esta haciendo tiene un valor significativo, que él esta contribuyendo y que se le reconozca por ello afectivamente.

Hablaremos entonces de los 5 Poderes para el manejo de negocios en el 2000. "Dejemos de pensar en gente y comencemos a pensar en talento. Nutramos sus mentes y almas", recomienda Rosabeth Moss Kanter, quien en la Conferencia Internacional de la ASTD, se convirtió en el centro de la atención al asegurar, en su conferencia, que para poder enfrentar con éxito una sociedad cambiante se requieren de cinco poderes, los cuales están asociados con nuestros dedos de la mano.

Bibliografía

Goleman, Daniel (1998), La inteligencia emocional en la empresa Vergara, Argentina.
Goleman, Daniel (1995), Inteligencia emocional. Kairos. Barcelona.
Goleman, Daniel (2006), Inteligencia social. La nueva ciencia de las relaciones humanas. Kairos. Barcelo

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